Fue en un pequeño bote de un pescador local que llegue al pueblo de Jurubidá, ubicado a treinta minutos al norte de Nuquí, un pueblo “Afrochocoano” porque Jurubidá es primeramente un “palenque” (una comunidad fundada por esclavos africanos que pudieron escapar y refugiarse en la densa selva de la Región Choco). Soy recibida en lo de Carmen y luego en lo de Noelia, en una breve parada antes de dirigirme al Parque Nacional Utría.
Como en casa en lo de Carmen (y su pequeña Carlina)
La organización y comunicación durante mis estadías no siempre es tan simple: usualmente no hay conexión a Internet, o bien una red “dudosa” de teléfono, y mi horario es tan dependiente de la logística local y barcos cuyos horarios son mucho más difíciles de confiar durante la temporada baja. Dado que usualmente no quiero pagar la tarifa completa por transporte privado, encontré mi viaje en bote charlando con la gente en el muelle, buscando un camino a atravesar, y al final siempre llego a una solución a través de esta manera. Desafortunadamente, cuando desembarqué me enteré (tarde!) que Carmen había estado esperándome desde el domingo (ya era martes), asique imagine que no me estaría esperando más. Las dos lo lamentamos mucho! Ella se disculpo porque el almuerzo no estaba listo cuando llegue. Trate de hacerle entender que no tendría que haberse preocupado, y que deseaba que me tratara como una colega y no como una clienta. Le dije que era bastante flexible y podría comer como lo hacía ella, pero no importó dado que ella quería que la viera en su mejor momento y se enterró en la cocina.
Esa es su forma de ser: siempre coloca pequeños platos en grandes bandejas para hacer sentir a sus clientes bienvenidos y parte de la familia. Conocí a su pequeña hija de 7 años, Carlina; súper tierna! Rápidamente me sentí como en casa: su casa estaba bien cuidada, tenía mi propia habitación en el segundo piso (agregada hacía menos de seis meses). Todo estaba hecho de madera y muy bien organizado. Siendo Carmen una madre soltera con una segunda hija estudiando en Medellín, los ingresos generados por el alquiler de su habitación de huéspedes es su método primario para proveer de una buena educación a sus dos hijas. Los invito a descubrir su espacio y conocer a Carmen (en video) a través del artículo que publiqué en Hopineo: Posada Jurubidá, Donde Carmen, Colombia.
Su casa está ubicada en el corazón del pueblo, al borde del río. El pueblo de Jurubidá es en verdad una isla dado que hay una isla de un lado, y del otro lado hay dos ríos que desembocan en el océano; un pasaje fue cavado detrás de estos ríos para que puedan unirse.
Una casa de huéspedes propiedad de Nohelia la Maestra
El plan para mí era pasar la noche en lo de Carmen y luego una noche en la casa de su tía Noelia, quien también hospeda viajeros en una cabaña que construyó junto a su esposo en la playa. Sin embargo yo preferí pasar ambas noches en lo de Carmen ya que la idea de encontrarme completamente sola en una cabaña en la playa no sonaba muy divertida. Decidí en vez de eso, almorzar y cenar en lo de Nohelia, quien es una maestra (junto a otros 10) en la escuela del pueblo.
Pude obtener más detalles sobre la tumultuosa historia de Chocó´s, en particular sobre la creación de sus “palenques” donde sus ancestros buscaron refugio. Ellos fueron víctimas del tráfico de esclavos Africanos que lograron escapar y crear comunidades donde pudieron vivir en libertad alejados de las ciudades. Lo que es más, estas comunidades “Afro” a veces se mezclaron con comunidades indígenas que también estaban refugiadas en lo profundo de la selva tropical para poder escapar de los colonizadores españoles.
Nohelia llama a su posada “Emberafro” refiriéndose precisamente a esta mezcla cultural “ember” (una tribu indígena) y “african”. Aproveché mi estadía para pasar un tiempo editando un video sobre Nohelia y su posada; pueden verlo en Hopineo: Posada Emberafro, Jurubidá, Colombia.
Un problema regional: un sistema de gestión de saneamiento responsable
Durante los últimos años ya, Jurubidá ha sido equipado con tanques sépticos para gestionar las aguas negras (de los baños) de manera responsable. En cuanto a las aguas grises (cocinas, duchas…), terminan alimentando a los peces en el rio cercano; no es la situación ideal pero tampoco contaminan – sólo es lo necesario para evitar el baño detrás de las casas!
Los desechos orgánicos se convierten en comida para las gallinas, cerdos, perros… o incluso hay veces en que se convierte en abono para fertilizar las parcelas de vegetales de cada persona. En cuanto a otro tipo de desechos (plástico, metal, vidrio…), esa es otra historia. Este no es sólo un problema aislado en Jurubidá: es un problema regional. Actualmente no hay ningún sistema de recolección ni de reciclaje de residuos. Los habitantes, por lo tanto, se encuentran forzados a enterrar estos materiales (en la playa…) o quemarlos… Entonces la mejor práctica sigue aún por probarse, en principio, reducir la compra de productos empaquetados para limitar el daño. En Mano Cambiada, el alojamiento al que me dirigiré luego, y el cual es parte del Parque Nacional Utría, llenan botellas vacías con basura plástica, y sugieren a aquellos turistas que deseen, llevárselas con ellos a Medellín. En este caso, cuantos más turistas hayan, mejor será la gestión de residuos!! (jajaja! Tan diferente del problema usual, cierto?). Entonces, me siguen hasta Utría?
Traducido por Romina Amaya